Impresionismo Científico



Claude Monet
Bordighera, Italia
1884
Óleo sobre tela; 64.8 x 81.3 cm
El Impresionismo se origina en Francia en el último cuarto del siglo XIX y es la culminación de toda una cadena de hechos artísticos que iban paulatinamente descomponiendo y cuestionando los fundamentos del lenguaje plástico originado en el Renacimiento. Un lenguaje que ya resultaba insuficiente para expresar la nueva sociedad industrial, con sus avances científicos y tecnológicos, sus cambios económicos y políticos. El Romanticismo, —primer cuestionamiento al Neoclasicismo—, el Realismo, el auge de un paisajismo volcado a reproducir la naturaleza sin aditamentos fantásticos o mitológicos, las lecciones de Corot y de Manet, constituyen los pasos que, en pintura y desde comienzos de siglo, van socabando las bases de esa forma de representación, de ese lenguaje plástico definido como la "Tradición Clásica".
El pintor impresionista sale al encuentro de la naturaleza y de la luz natural. Hasta mediados de siglo, los pintores trabajaban en su taller; iluminando con una luz de interior sus modelos; imaginando escenas de acontecimientos del pasado o mitológicos. Si tomaban un motivo directamente de la naturaleza, hacían un boceto rápido y lo pasaban a la tela en su estudio. Serán los paisajistas ingleses quienes dan el primer paso hacia un contacto directo con la naturaleza. En ese contacto se descubre lo cambiante que es; las variaciones de la luz con el correr de las horas; lo momentaneo y pasajero de una escena y la posibilidad de captar ese momento en la tela. Los impresionistas dejan de lado todo motivo del pasado, todo tema trascendente; su inspiración está en cualquier tipo de modelo real y existente. El pintor y la realidad, frente a frente, a la luz del día. Esta el la primera novedad que trae el Impresionismo. Esta característica representa que, por un lado, la pintura impresionista sea, en la forma y en el tema, radicalmente opuesta al clasicísmo académico; pero, en otro sentido, constituye el último intento del naturalismo en el arte. No hay pintor más realista que el impresionista en su intención de traspasar el mero verismo "fotográfico" para representar los aspectos más sensibles de la luz sobre los objetos y lo cambiante de la realidad.
Pierre-Auguste Renoir
Almuerzo en el Boating
1881
Óleo sobre tela; 129.5 x 172.7 cm
La observación rigurosa de la realidad y de la incidencia de la luz solar sobre el motivo; los cambios que la iluminación natural origina en éste a lo largo del día o con diferentes climas, es una obsesión del pintor impresionista. Para él no es posible hacer un estudio del natural y terminar el cuadro en el taller; se descartan los bocetos previos, el estudio de la composición; debe plasmar el motivo en ese momento particular en que lo contempla y con la mayor fidelidad, en unas pocas horas y a pura intuición. Los aspectos que más lo atraen son aquellos vibrátiles y movedizos de la naturaleza: el agua, el humo, el follaje, los reflejos, la nieve, el correr del tiempo reflejado en los objetos. Nada más demostrativo de esta preocupación por lo cambiante y fugaz de la realidad que las series de Monet en que un mismo motivo es pintado a distintas horas, con diferentes estados del tiempo; las más famosas son las de los Nenúfares y la de la fachada de la Catedral de Rouen.
Claude Monet
La Catedral de Rouen, portal Oeste, tiempo gris
1892
Óleo sobre tela; 100 x 65 cm

Claude Monet
La catedral de Rouen, portal Oeste, pleno sol, armonía azul y oro
1893
Óleo sobre tela; 107 x 73 cm
Los efectos de la luz, a veces deformantes, sobre los objetos, y la necesidad de captar ese efecto, siempre momentaneo, cambiante con el correr de las horas, hace adoptar a los pintores impresionistas una nueva técnica. Ya no tienen tiempo para mezclar y unir sus colores, aplicándolos en capas como los viejos maestros; deben ponerlos directamente sobre la tela en rápidas pinceladas de toque o en forma de coma, sin preocuparse por los detalles sino por el efecto general del conjunto. Como consecuencia de ello los contornos de las figuras se desdibujan, pierden nitidez y volumen. Tampoco prestan demasiada atención al rigor en el planteo perspectívico esencial en toda pintura a partir del Renacimiento, aunque no lo abandonan por completo.
También abandonan el claroscuro clásico, con sus tres zonas: de luz, de penumbra y de sombra. Los descubrimientos en óptica y teoría del color realizados por la física, servirán a los pintores como fundamento para un nuevo tratamiento del color que utiliza el esquema definido por Delacroix (basado en la Ley de los Contrastes Simultáneos de Chevreul de 1829), de tres colores primarios, amarillo, azul y rojo, más tres secundarios, verde, violeta y naranja, resultante cada uno de la mezcla de dos primarios y complementario del tercer primario que no interviene en dicha mezcla. El manejo de los complementarios es otro de los aspectos característicos del Impresionismo. A estas nociones básicas se agregan dos principios fundamentales de la técnica impresionista:
1.    Todo color tiende a teñir con su complementario el espacio que lo rodea. Así una manzana roja tiñe ligeramente de verde la sombra que proyecta.
2.    Los colores complementarios dispuestos juntos se exaltan mutuamente; mezclados en la paleta, se anulan.
Todas estas innovaciones a contramano de los preceptos de la gran tradición clásica, enseñada en las Academias y premiada en los Salones Nacionales, enfurecieron literalmente a los críticos. Los rechazos en estos Salones se sucedieron; las críticas fueron despiadadas; el público se burlaba y reía de aquellos "mamarrachos".
Pierre-Auguste Renoir
Monet pintando en su jardín de Argenteuil
1873
Óleo sobre tela; 46 x 60 cm
Veamos cómo se conforma este primer movimiento de ruptura que inicia la renovación total del arte occidental. La tendencia a reunirse a pintar, discutir y compartir sus búsquedas y logros que, desde principios de siglo, había caracterizado a los paisajistas franceses, fue también una característica de los impresionistas. Los artistas que más activamente participaron en la formación del grupo fueron: Claude Monet (1840 - 1926), Auguste Renoir (1841 - 1919), Camille Pissarro (1830 - 1903), Alfred Sisley (1839 - 1899), Berthe Morisot (1841 - 1895). En menor medida actuaron también Edgard Degas (1834 - 1917), Henry Fantin-Latour (1836 - 1904) y muchos otros que coincidieron con el grupo en algún momento de su evolución artística para luego seguir su propio camino.
Alfred Sisley
Inundación en Port-Marly
1876
Óleo sobre tela; 50 x 61 cm
Los comienzos del grupo se producen cuando, por un lado Monet, Renoir y Sisley, que habían abandonado la academia de Charles G. Gleyre disconformes con la enseñanza academicista que allí se impartía; y por otro Pissarro, Cézanne y Guillaumin, que asistían a la Academia Suisse, un taller económico donde se trabajaba libremente, sin correcciones semanales ni exámenes, entran en contacto y se comienzan a reunir en un tranquilo café de París, en la calle Batignolles. Estas reuniones tuvieron lugar entre los años de 1868 y 1870; por el prestigio y admiración que los jóvenes le tenían, Édouard Manet presidía el grupo, a veces acompañado por el escritor Émile Zola, quien sería un activo defensor del movimiento Impresionista.

También eran asiduos asistentes a estas reuniones el fotógrafo Nadar, el pintor Fantin-Latour, críticos de arte y otros simpatizantes. Las discusiones solían ser acaloradas; todos los problemas contemporáneos eran de su interés. Particularmente les atraía la fotografía, con su posibilidad de captar un gesto, descomponer visualmente un movimiento mediante tomas sucesivas y fotografiar al aire libre, y las estampas japonesas que presentaban una concepción visual desconocida en Occidente con sus figuras esquemáticas, colores luminosos, composición oblicua, etc. Los debates, los nuevos descubrimientos, el desarrollo pictórico que cada uno va realizando, llevan a Renoir y Monet a la elaboración de una técnica nueva para expresarse. El verano de 1869 lo pasan ambos pintando a orillas del Sena en un balneario no lejos de París, la Grenouillère. Allí captan la palpitante luz solar, los multifacéticos reflejos acuáticos, los aspectos inestables y fluidos de la naturaleza, con pinceladas yuxtapuestas de colores brillantes. Esos trabajos pueden considerarse las primeras pinturas impresionistas. Entre 1869 y 1874, esta técnica se termina de definir, perfeccionar y difundir sentando las bases de un movimiento que revolucionará la pintura de la época.
Berthe Morisot
La lectura (La madre y hermana de la artista)
1869 - 1870
Óleo sobre tela; 101 x 81.8 cm
La guerra francoprusiana de 1870 pone fin a las reuniones del café de Batignolles, dispersando al grupo. Terminada la contienda, en 1872 Monet, Pissarro y Sisley se reencuentran en París. Monet se instala en Argenteuil y Pisarro en Pontoise. En esta época comienzan a recibir el apoyo de un hábil marchand, Durand-Ruel. Los constantes rechazos del Salón y la necesidad que sentían de mostrar su obra, los lleva a concebir una idea absolutamente original para la época: organizar un Salón Independiente. Monet, Sisley, Renoir, Pissarro, Degas y Berthe Morisot constituyen un fondo común para sufragar los gastos y, a pesar de la oposición de Manet y Fantin-Latour, llevaron adelante la idea. La primera exposición se abrió el 15 de abril de 1874, en el taller del fotógrafo Nadar, ubicado en el Bulevard des Capucines. Participaron de esta muestra cincuenta artistas con un total de 165 obras; si bien la tercera parte de ellas eran de los integrantes del grupo organizador, entre el resto había nombres de la talla de Cézanne o Guillaumin. Entre las obras expuestas había una de Monet que se titulaba Impresión, Amanecer que había pintado en 1872 a la salida del sol sobre el Sena.
Claude Monet
Impresión, Amanecer
1872
Óleo sobre tela; 48 x 63 cm
El público y la crítica reaccionaron con hostilidad. Unos y otros imbuídos por los valores y preceptos divulgados durante décadas por la Academia, sus profesores y jurados de los Salones, rechazaban todo lo que no se ajustara a dichos valores, considerándolo de mal gusto y casi una afrenta al Arte. Muy pocos, liberados de prejuicios, se sintieron impactados por la exposición; un sólo crítico, Phillipe Burty defendió a los impresionistas. Pero la crítica más difundida fue escrita por Louis Leory, redactor del Charivari, quien tituló su demoledor artículo: "La exposición de los impresionistas", tomando el término del título del cuadro de Monet, con intención burlesca y despectiva. Tal como ya había sucedido con los términos "gótico", "barroco" y "manierismo", el calificativo tuvo éxito; la intención burlesca pronto fue olvidada y el movimiento quedó así bautizado. A pesar del fracaso de esta primera exposición, el grupo no se dió por vencido. En total se sucedieron ocho muestras cada uno o dos años. No siempre exponían los mismos; Monet, Renoir y Sisley, los principales integrantes del movimiento, se presentaron en la mitad de las muestras realizadas; únicamente Pissarro participó en todas.

Camille Pissarro
Jardín en Pontoise
1882
Óleo sobre tela; 81.9 x 64.8 cm
La aceptación y el éxito tardaron en llegar. Sobre la segunda exposición de 1876, Albert Wolff escribía en Le Figaro:
«La calle Le Peletier tiene mala suerte. Después del incendio de la Ópera ocurre un nuevo desastre en el barrio. Acaba de inaugurarse en el estudio de Durand-Ruel una exposición que se dice es de pintura. Ingresé en ella y mis ojos horrorizados contemplaron algo espantoso. Cinco o seis lunáticos, entre ellos una mujer, se han reunido y expuesto allí sus obras. He visto personas desternillándose de risa frente a estos cuadros, pero a mi me angustiaron. Estos pretendidos artistas se consideran revolucionarios, "impresionistas". Toman un pedazo de tela, color y pinceles, lo embadurnan con unas cuantas manchas de pintura puestas al azar y lo firman con su nombre. De la misma forma, los locos del manicomio de Ville-Evrard recogen piedras y se figuran que han recogido diamantes.»
Pero para mediados de la década de 1880, la perseverancia de los impresionistas comienza a rendir sus frutos. Precisamente cuando ya los principales exponentes del movimiento comienzan a apartarse de él. En la última muestra de 1886 se vislumbran caminos divergentes; Pissarro, Seurat y Signac derivarán hacia el desarrollo de lo que será el divisionismo científico o puntillismo; Odilon Redon y Gauguin abren el camino hacia el simbolismo; Renoir abandona la técnica impresionista hacia 1884; Sisley comienza a alejarse del movimiento al año siguiente; sólo Monet seguirá fiel hasta su muerte a la técnica que, junto a Renoir, habían desarrollado en el verano de 1869 en La Grenouillère. Por lo demás, en ese año 1886, Durand-Ruel lleva a Nueva York un considerable número de obras. La crítica los recibe con entusiasmo; a partir de allí el éxito está asegurado. En la última década del siglo el éxito de ventas en el mercado de arte marca su aceptación por parte del público comprador. El Neoclacisismo académico está agotado y con él se cierra el largo capítulo de la tradición clásica en la Historia del Arte de Occidente.
Edgard Degas
Carrera de Caballos
1885 - 1888
Pastel sobre tabla; 30.2 x 40.6 cm
El Neoimpresionismo: Seurat
Surge en torno a 1886 como una variante del impresionismo, aparece en el ambiente impresionista en su momento de descomposición. Recordemos, de paso, que neoimpresionismo no es lo mismo que postimpresionismo. También se conoce este movimiento como divisionismo o puntillismo, por una cuestión técnica: la yuxtaposición de la pincelada es sustituida por puntos.
¿Tiene similitudes con el impresionismo?
Claro, el neoimpresionismo comparte, por un lado, la temática: de ocio al aire libre, la vida moderna, el circo, el ballet, la opera, los espectáculos… Y también en la técnica, pues buscan los efectos de la luz y del color en sus telas.
Entonces, ¿en qué se diferencia?
Hay aspectos que diferencian a los dos movimientos, relacionados con la técnica y el proceso de ejecución de las obras:
·         Inician la obra al aire libre pero la finalizan en el taller. Se distingue entre bocetos y obra final, son cosas distintas, algo que en el impresionismo no ocurría. Es más, se buscaba lo contrario, salir y terminar la obra en el campo.

·         Aumenta la preocupación por el volumen, la estructura, la composición de las obras. Son obras muy rígidas, pues buscan más la estabilidad y la composición. Pinturas más construidas que las impresionistas, con un laborioso trabajo de composición, huyen de la espontaneidad.

·         La pintura neoimpresionista es totalmente científica. Cada uno de los puntos que componen el cuadro esta perfectamente estudiado. Se trabajan las obras en el estudio, partiendo de anotaciones al exterior: es una pintura intelectual, donde se estudia cada color. Pincelada de puntos ≠ pincelada suelta del impresionismo. Es el primer movimiento moderno que plantea la necesidad de relacionar arte y ciencia (impresionismo científico: parte de teorías científicas en torno al color: Michael Cheureul y Charles Blanc). Relaciones físicas entre los colores que permiten alcanzar la armonía cromática. Cada punto de color que se aplica en el lienzo está en relación con los puntos que le rodean para alcanzar esa armonía cromática. Por este carácter científico, Gaugin los domina “Los jovencitos químicos que acumulan puntitos”.






GEORGES SEURAT
(París, 1859
1891)

Es considerado el fundador del puntillismo. Nace en una familia acomodada y en 1878 ingresa en la Escuela de Bellas Artes de París con un profesor que había sido discípulo de Ingres (Henri Lelimann). Los cuadros de Seurat transmitirán estatismo por esta formación clasicista. A comienzos de los 80, Seurat se vinculará al impresionismo. Veamos algunas de sus obras:

Hombre pintando su barco, 1883. Etapa muy breve. Hacia 1882 empieza a investigar en los valores de las teorías científicas.
Puente de Courbevoie. Puntos que se van aplicando. Técnica inconfundible. El tema ocio al aire libre (temática impresionista). Pintura muy estudiada, líneas que se mantienen, organización lineal, rigida. Las figuras se repiten, son verticales. Pintura muy elaborada
Una tarde de domingo en la isla de la Grande Jatte. Es el manifiesto pictórico del puntillismo. 1884 – 1886: ejecución amplia en 2 periodos de larga duración, es un largo proceso de ejecución en el taller. Lienzo de grandes dimensiones (2 x 3 m). ¿El tema? Ya lo sabemos, impresionista:  escena de ocio, de entretenimiento, en una zona muy concreta. La Grande Jatte era un lugar de ocio un tanto elitista. Se incluye una pintura elaborada a base de puntos: todo esta muy bien calculado (una fantasía egipcia en pleno siglo XIX). Figuras muy rígidas “soldaditos de plomo”, no hay atisbo de naturalidad, las personas de una clase social media alta. La luz es elaborada en el taller artificial. Limites
bien definidos.
La gran parada de circo y El circo. Escenario que entusiasmo a Seurat. El marco es también  puntillista. Interés por las líneas ascendentes. Espectáculo de equilibrista con caballo. Tonos cálidos, amarillos, naranjas, marrones… sensación de alegría.



El Impresionismo es un movimiento pictórico francés de finales del siglo XIX que apareció como reacción contra el arte académico. El movimiento impresionista se considera el punto de partida del arte contemporáneo. Por extensión, el término también se aplicó a un determinado estilo musical de principios del siglo XX.


El impresionismo en pintura partió del desacuerdo con los temas clásicos y con las encorsetadas fórmulas artísticas preconizadas por la Academia Francesa de Bellas Artes. La Academia fijaba los modelos a seguir y patrocinaba las exposiciones oficiales del Salón parisino. Los impresionistas, en cambio, escogieron la pintura al aire libre y los temas de la vida cotidiana.


Su primer objetivo fue conseguir una representación del mundo espontánea y directa, y para ello se centraron en los efectos que produce la luz natural sobre los objetos.


Las figuras principales del movimiento fueron: Edgar Degas, Claude Monet, Berthe Morisot, Camille Pisarro, Auguste Renoir y Alfred Sisley.


Los impresionistas se preocuparon más por captar la incidencia de la luz sobre el objeto que por la exacta representación de sus formas, debido a que la luz tiende a difuminar los contornos y refleja los colores de los objetos circundantes en las zonas de penumbra.


Los pintores académicos definían las formas mediante una gradación tonal, utilizando el negro y el marrón para las sombras. Los impresionistas eliminaron los detalles minuciosos y tan sólo sugirieron las formas, empleando para ello los colores primarios —ciano, magenta y amarillo— y los complementarios —naranja, verde y violeta—.


Consiguieron ofrecer una ilusión de realidad aplicando directamente sobre el lienzo pinceladas de color cortas y yuxtapuestas, que mezcladas por la retina del observador desde una distancia óptima aumentaban la luminosidad mediante el contraste de un color primario (como el magenta) con su complementario (verde). De este modo, los impresionistas lograron una mayor brillantez en sus pinturas que la que se produce normalmente al mezclar los pigmentos antes de aplicarlos.

Historia


Aunque los hallazgos del impresionismo francés resultaron decisivos para la pintura del siglo XX, los intentos por plasmar los efectos de la luz natural no eran nuevos. En el siglo XVII Jan Vermeer había utilizado fuertes contrastes de luces y sombras para bañar sus lienzos de luz natural. Diego Velázquez en el mismo siglo y Francisco de Goya a finales del siglo XVIII captaron la impresión lumínica mediante la eliminación de sombras secundarias y la introducción de zonas de luz en detrimento de la nitidez de los contornos. Su pincelada también preludió la de los impresionistas franceses.


Los precursores inmediatos del impresionismo fueron los ingleses John Constable y J.M.W. Turner. Cuando Monet y Pissarro vieron por primera vez sus obras en 1871 se sintieron conmovidos por la atmósfera y los efectos difusos de luz característicos de la pintura de Turner. Los pintores de la Escuela de Barbizon fueron también antecedentes del movimiento impresionista francés.


Treinta años antes de la primera exposición impresionista, Camille Corot, miembro circunstancial de la escuela de Barbizon calificado en ocasiones como padre del impresionismo, interpretaba los fugaces cambios lumínicos en una serie de temas pintados a diferentes horas del día.


Eugène Louis Boudin, un pintor preimpresionista, que fue maestro de Monet, enseñó a sus discípulos a expresar un sentimiento de espontaneidad en sus obras, mientras que el realista Gustave Courbet alentó a los impresionistas a buscar su inspiración en la vida cotidiana.


Édouard Manet considerado el primer impresionista —aunque rechazaba este calificativo— mostró cómo se podían obtener sutiles representaciones de luz por la yuxtaposición de colores fuertes y contrastados. Su cuadro La merienda campestre(1863), expuesto en el Salón de los Rechazados (Salon des Refusés) organizado en oposición a las exposiciones oficiales en el Salón de la Academia, señaló el comienzo de una nueva era en el arte.


Los pintores impresionistas organizaron su primera exposición independiente en 1874. Los treinta participantes compartían su rechazo al academicismo imperante y su admiración por las atrevidas composiciones de Manet.


El término impresionista fue usado por primera vez por el crítico Leroy en la revista Charivari para denominar irónicamente un cuadro de Claude Monet titulado Impresión, amanecer (1872). El término fue adoptado oficialmente durante la tercera exposición impresionista en 1877.


Los impresionistas evolucionaron hacia distintos estilos individuales y compartieron como grupo sus experimentos sobre el color. Sólo Monet fue ortodoxo en la aplicación de la teoría impresionista.


El impresionismo ejerció una fuerte influencia durante décadas. Artistas que partieron del impresionismo idearon otras técnicas e iniciaron nuevos movimientos artísticos.


Los pintores franceses Georges Seurat y Paul Signac ejecutaron lienzos a base de pequeños puntos de color, aplicando una derivación científica de la teoría impresionista conocida como puntillismo o divisionismo. Los postimpresionistas Paul Cézanne, Henri de Toulouse-Lautrec, Paul Gauguin y Vincent van Gogh estuvieron muy influidos por la vivacidad del colorido impresionista. La obra de Cézanne anticipó el cubismo, mientras que la de Gauguin y Van Gogh representaron el comienzo del expresionismo.


Fuente:  www.arteespana.com/impresionismo.htm







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